Para ser un buen florista no basta solo con saber que existen
las espumas florales. Se trata también de saberla utilizar. Uno de los grandes
errores que cometemos es que ni siquiera sabemos hidratar nuestras espumas;
sean de la marca que sean. Ponemos unas sobre otras, las apilamos e incluso
utilizamos el chorro de la manguera con agua por encima… y estamos hablando de
espumas muy finas.
La espuma floral es muy similar a los tallos de una flor. Es
como para darle continuidad… Y las echamos a perder por el simple hecho de que
somos desesperados y las ponemos a hidratar y nos desesperamos y las sumergimos
y esperamos a que termine de echar burbujas.
Si hacemos esto la espuma floral se humedece pero no se hidratan podemos partir el oasis o
la espuma floral está seca en el
interior. El agua toma una profundidad de 1 milímetro y ya no le va a entrar
más agua. Incluso hay quien la pica con la navaja para que salgan más burbujas.
Mientras la dejamos flotar, ella sola va absorbiendo el agua.
Esa es la ventaja de una espuma floral fina, como ella sola absorbe, es por eso
que mantiene el agua adentro. Entonces por un minuto que no esperamos a que la
espuma floral se hidrate sola, echamos a perder el trabajo… Porque a donde van
a ir a dar los tallos? A la parte seca.
Y luego decimos que las espumas florales no sirven cuando en
realidad es el proceso que usamos el que no permite la hidratación adecuada.
Antes de pensando en diseño en colores y en clases de flores, debemos pensar
en que es lo que debemos hacer para la duración de nuestras flores.
Cuando las espumas florales ya están mojadas, si usted apila más
de 5 a la vez, los de arriba pueden dañar los bloques que están más abajo. Es por eso
que las de debajo de ponen blandos y batallamos a la hora de insertar los
tallos.
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